Durante los últimos días, en los cuales (¡qué sincronía!), he sentido profundos estados emocionales que no me tenían bien, el Universo se alinea para mostrarme un poco más de lo que soy. Más de lo que soy en esencia, no sólo las cosas que hago o las decisiones que tomo.
Tuve la oportunidad de contactarme con algunas instancias que me provocan estas emociones que me tenían mal. Afortunadamente, también tuve la instancia de integrarme a un espacio de crecimiento y desarrollo personal, que me ayudó a observarme (acompañado por hermosos compañeros de camino: ¡¡Gracias Felipe, Cristián, Rodrigo, Marcelo!!) (Seminario de Robert Dilts y Deborah Bacon: "Coaching a nivel de Identidad")
Pude aprender varias cosas de mí.
Aprendí, por ejemplo, que tenía la creencia, en mis relaciones interpersonales, que si no estaba mal, sufriendo, pasando malos ratos, la gente no se acercaba a mí...pensaba que los otros pensaban: "ahh..si está bien, para qué me voy a acercar"...y eso me ponía en una posicion de víctima respecto a las cosas que me pasaban...buscaba mantener en mí algunos estados emocionales negativos, para sentir cerca a la gente que quiero.
Aprendí también, que no me gustaba dejar de sentir pena o tristeza. No me gustaba, porque al sentir pena o tristeza, podía ponerme en mi rol de víctima e iba a mantener a la gente que quiero cerca de mí.
Me di cuenta que hay otras formas de mantenerlos cerca; por ejemplo, irrandiando cosas positivas. Me di cuenta que, pudiendo transformarme en una antorcha (símbolo que he encontrado en mi interior repetidamente en los últimos días) No tengo que ser un estropajo para tener cerca a las personas que quiero (¡sí, tú!), sino que puedo tenerlas cerca por lo valioso que soy en el aquí y en el ahora.
Descubri que puedo tenerlas cerca por iluminar y no sólo porque tengan que recogerme del suelo...
Puedo tenerlas cerca por lo valioso que soy en cada momento presente, sin las culpas, los juicios y las penas del pasado, y sin la incertidumbre y los miedos del futuro.

Me di cuenta que estoy aprendiendo a soltar y dejar ir las situaciones en las que no puedo hacer nada más y que eso no me hace ser débil ni menos, sino que me muestra toda la valentía, entrega y transparencia que fui capaz de sacar de mí y entregar a cada persona a la que he querido o amado, a pesar de las circunstancias.
Aprendí, también, que en relaciones que me causan mucha pena o tristeza y en las cuales me siento devorado o inundado por mis sensaciones, no soy capaz de irradiar lo que soy aquí y ahora, sino que comienzo a proyectar mis creencias limitantes en relación a mi pasado y a mi futuro.
(Estoy dándome la bienvenida a vivir mi propia vida y no vivir la vida de los demás...o dejar que otros vivan mi propia vida)
Me di cuenta, que, en estados de centramiento logro encontrar un espacio alrededor mío (como una cápsula o una cerca) que me permite darme mi espacio para entregar lo que soy, y no lo que fuí o lo que debería ser.
Me di cuenta, que la forma más eficaz que tengo de centrarme es sonriendo. y sonreír me permite entregarme tal como soy. Entregar lo valioso que soy.

Aprendí más de mí...
Me di cuenta que cuando llego a nuevas situaciones con la actitud de "esto me lo se, soy seco en esto, no tengo mucho que aprender o esto lo hago sin ningún problema", me es más fácil perder el centro y que me salga mal...en cambio, cuando llego con la actitud de "a ver, qué puedo aprender de esto", o "con qué maestro me voy a encontrar, disfrazado de vendedor, de garzona, de vendedor del quiosco, o del mcdonald's?", llego mas centrado y me salen mejor las cosas
Es lindo sentir que el vaso no está ni medio lleno, ni medio vacío, sino que el vaso se está llenando.
