lunes, octubre 15, 2007

Tiempo para mí.

Hoy decidí salir a trotar. Hace 9 meses que no lo hacía y fueron 40 minutos.
Salí a trotar porque yo quise...Y fue lindo dedicarme 40 minutos a mí, para pensar, para reflexionar y para darme cuenta de algunas cosas...

Saliendo de mi casa, la calle es plana, pero una cuadra más adelante, hay una subida enoooorme. Me encontré de frente a esta subida y mi primer pensamiento fue que no me la iba a poder, aunque mis piernas no se detuvieron...Sin darme cuenta ni tiempo para detenerme, estaba subiéndola. Fluyendo, me fue mucho más fácil que racionalizando. De hecho, si me hubiera puesto racional, habría tomado otro camino.
Lindo aprendizaje.

Después de unos minutos, volví a encontrarme con una subida. Ahora, lo que hice, fue subir el ritmo y me di cuenta que se me hacía mucho más fácil al aumentar la intensidad. Al hacerlo, era como si la subida no importara, sino que lo que importaba eran mis recursos.
¡Wow!

Después de un rato de trote, sentí que tenía heridas en los pies. Después de todo, llevaba largos meses sin usar esas zapatillas. Lo lindo fue darme cuenta que las heridas me las estaba haciendo en mi intento de alcanzar una meta que yo mismo me puse, y no por algo que me haya sido impuesto desde afuera. Pensándolo así, pude seguir trotando y las heridas no importaban tanto. Me hicieron bajar el ritmo, pero no detenerme. El foco estaba más allá, no en el dolor de acá.
Ufff...

En algún momento, a pesar de las heridas en los pies, decidí volver a aumentar el ritmo..."Un último esfuerzo", pensé para mí...y ¡Sorpresa! El dolor no era tan intenso como antes.
De nuevo: aumentar la intensidad y el fluir hacía que no importara el dolor, sino que volvía a centrarme en mis recursos y en mis objetivos.

Fue muy potente darme cuenta que el tema no es el dolor o las subidas, sino que son mis recursos y mi actitud hacia lo que me pasa.

Si, sentía dolor, pero yo quise seguir y aumentar el ritmo.

Al final, paré a elongar. Paré en un sendero hermoso que hay cerca de mi casa...Un sendero emocionalmente fuerte para mí, desde enero...Lo agradable, fue que paré ahí porque yo quise. De hecho, estando ahí, yo quise darme permiso para estar triste.

No traté de impedirlo, me deje fluir...Y a pesar de la tristeza, fue muy bueno darme cuenta que no fue paralizante como hace unos meses, sino que el darme permiso para sentirla fue potenciador. Incluso pude sonreir. Tristemente sonriente.


Me di 40 minutos para mí, porque yo quise y obtuve estos aprendizajes. Algunos, son justo los que andaba buscando. Otros, tengo que decantarlos aún.
Sin duda, valió la pena darme un tiempo para mí.