sábado, abril 07, 2007

Distinciones entre realidad e ilusión. (Y el valor de la fe en cada una)

Ilusión? Realidad?

A pesar de la dificultad (o imposibilidad) de diferenciarlas, la distinción entre una y otra toma sentido, sobre todo, cuando una persona sufre; cuando una persona tiene algún problema, alguna crisis.

La realidad será tomada, en este caso, como algo a lo que uno puede aferrarse, algo estable (independiente de que ésto "realmente" exista o no). La ilusión, en cambio, será tomada como algo de lo que se puede tomar distancia, algo que uno puede dejar ir, porque en el fondo, no existe en sí misma, sino sólo como una percepción.
Es importante destacar que, tanto lo real como lo ilusorio, son distinciones personales, no convenciones de una mayoría.

Existen dos significados, a grandes rasgos, que una persona le puede dar a una situación.
- Una situación es positiva.
- Una situación es negativa.

Cuando una situación es positiva (según la valoración que la propia persona hace de ésta), lo conveniente es tomar esta situación como algo real. Al ser tomada como algo real, la situación se concreta, se hace tangible y esto permite perpetuarla en el tiempo, porque al ser algo estable y concreto, modificarla se hace difícil.
Así, se crea un círculo virtuoso de hacer real lo positivo.

Cuando vivo momentos de felicidad, me gusta aferrarme a ellos. Tener fe de que van a durar para siempre. Si no soy capaz de tener fe en algo (lo que sea) voy a terminar compadeciéndome de mí mismo. En este caso, la fe en la realidad, es lo que me permite entregarle algún sentido a futuro a lo que vivo, permitiéndome creer que ese momento de felicidad, durará para siempre. Si no tengo esa fe, ¿para qué vivir la situación? Mejor sería que todo pasara lo más rápido posible. Todo daría lo mismo.

Cuando una situación es negativa, al contrario, el ideal sería vivirla como una ilusión; es decir, siendo capaz de tomar esa distancia que permita, por una parte, aprender de lo vivido, pero también superarlo, dar ese paso que permite dejar atrás los problemas.
De esta forma, lo que se busca, es tomar esta situación negativa como algo que no está ahí, sino que es creado por la propia persona.
Así, se rompe el círculo vicioso de hacer real lo negativo.

Cuando vivo momentos de tristeza, prefiero, por una parte, ser capaz de dejarlos escapar. Por otra parte, aprender de ellos, es decir, nuevamente vivir con fe. Fe tanto en que ese problema se superará, como en que ese problema me servirá de algo, como aprendizaje. Fe en que ese algo negativo que me está sucediendo no da lo mismo o que no es solamente algo negativo. Otra vez, la fe (esta vez frente a una ilusión), es lo que me permite entregarle algún sentido a lo que quiero distanciar de mí. Si no tengo esa fe, ¿para que sirve una desilusión, un problema? Mejor sería que todo pasara lo más inadvertido posible.

Ahora, ¿cuándo surgen los problemas? O ¿cuándo podemos decir que tenemos un problema?
¿Podemos decir que vivir una situación negativa es un problema?

Según mi opinión, el problema surge cuando la situación negativa es percibida como la realidad; cuando uno se aferra a algo que trae consecuencias negativas.
Es, en este caso, cuando comienzan a aparecer síntomas en la persona. La depresión, por ejemplo. Existe una situación negativa a la que me aferro.

¿Cómo escapar?

Si esta situación la percibo como real, no puedo. Es estable.

En cambio, si se logra percibir la situación negativa como una ilusión, como algo de lo que se puede tomar distancia, lo negativo de la situación se ve como algo pasajero, de lo que se pueden sacar enseñanzas, pero que, en el fondo, no es algo estable ni concreto. Por lo mismo, los síntomas no aparecen, porque lo negativo no hace sufrir. Se ha logrado una desidentificación (la persona no es lo que le pasa) o un distanciamiento (la persona no vive amarrada a lo que le pasa)

Como complemento de todo lo anterior, el principal cuestionamiento que debe existir en toda situación, es sobre el "problema". ¿Cuál es el verdadero enemigo a vencer?

¿El enemigo es la situación negativa? ¿O es el sentido que tiene esta situación para la persona?
¿Hay que observar el sentido o el referente?
¿Importa de verdad el referente, si lo que busco es transformar la situación negativa en una ilusión?

Obviamente no. La respuesta está en el significado. Y la solución, en tomar este significado como una realidad o como una ilusión.

Si no se logra determinar cuál es el verdadero problema a atacar, la situación negativa se transforma en algo real y la posibilidad de superar el problema, en una ilusión.


P.D.: Un agradecimiento enorme a Karen Araneda, quien, con su profundidad y capacidad de escuchar, hizo posibles muchas de estas reflexiones.