El postulado central de la Ontología del Lenguaje, indica que el poder es un fenómeno que emerge del lenguaje. Sin lenguaje no hay poder.
Sin embargo, el poder como fenómeno lingüístico es verdaderamente tal, cuando cumple principalmente con el requisito de que el entorno le confiera el poder a esta persona, para, a partir de esta posición, poder declarar; poder utilizar su poder para cambiar el mundo.
Este postulado en el que se basa la Ontología del Lenguaje, a mi modo de ver, tiene algunos aspectos que son necesarios de aclarar, puesto que de lo contrario, las consecuencias en las organizaciones pueden verse a simple vista: Verticalización de la estructura de la empresa, distancias difíciles de acortar por parte de los líderes y de los trabajadores e, incluso, climas laborales tensos y polarizados.
¿Por qué podrían provocarse estas dificultades organizacionales?
Simplemente porque una gran mayoría de organizaciones aún se basan en una pirámide en la cual la cúspide (dueños, propietarios, accionistas principales), son los encargados de declarar: declaran la Visión de la empresa, declaran la Misión, los Objetivos, etc. La parte central de la pirámide (Gerentes y Subgerentes), utilizan el acto de habla de pedir: toman las declaraciones de los que están sobre ellos y le piden a los trabajadores que cumplan, que entreguen resultados, que hagan surgir a la compañía. Por último, la parte baja (y mayoritaria) de la pirámide, es decir, los trabajadores, sólo tienen el poder de prometer: no pueden ni declarar, ni pedir. Solamente pueden prometer resultados, prometer su mejor esfuerzo, prometer su incondicionalidad a la organización, etc.
Es decir, el verdadero poder en las organizaciones se encuentra arriba, en los dueños. Si no se logra que cada uno de estos tres estamentos sea capaz de utilizar en diferentes ocasiones algún tipo de poder (indistintamente, cada uno de los tres niveles piramidales debería tener el poder de declarar, pedir y prometer), las distancias y los conflictos agrandan sus brechas, comprometen sus soluciones y perjudican completamente a la organización, desde el área de los resultados, hasta el área de las personas, pasando por los clientes y por los procesos.
Por lo mismo, no se puede negar que el lenguaje, realmente es una fuente de poder; sin embargo, el objetivo primero de un Psicólogo Organizacional Humano de la UAI, es ser capaz no sólo de escuchar las necesidades de los estamentos más bajos, sino que de validarlos como un legítimo otro, entregarles poder a través del lenguaje y de comprometerlos y alinearlos con los valores más intrínsecos de la compañía.
Antes de que esto suceda, es muy simple hablar del poder del lenguaje, sin notar que éste es un poder sesgado, aislado y que sólo le corresponde a unos pocos afortunados capaces de cambiar el mundo según sus propias y más profundas necesidades, utilizando a las clases trabajadoras prácticamente como medios para alcanzar sus objetivos finales, que están relacionados con mantener rentable a la organización, lo cual es necesario y un fin último en las empresas, pero mi planteamiento principal, es cambiar la forma estucturada y vertical que, en general, se impone en el mundo organizacional.
domingo, enero 14, 2007
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3 comentarios:
Creo que te equivocas en una cosa... los trabajadores no solo pueden prometer, sino que tambien pueden pedir.
Aqui te doy algunos ejemplos:
"por favor, no me manden más pega"
"porfa, noooooooo...!"
jajajajaja
;)
jajaja..."Super equitativo" el nivel de petición...
e iguales de equitativas las posibilidades de respuesta de la contraparte..
:P
coincido!
suuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuu...per equitativo.
Abre caleta de posibilidades de acción.
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